Su historia: un mecanismo del pueblo y para el pueblo

En la actualidad, la presencia de huertos y otras expresiones de la agricultura urbana aparecen con más frecuencia en las ciudades, ocupando lo que antes eran solares o espacios degradados donde se acumulaban restos de otras actividades o antiguas construcciones.

La agricultura urbana no es una actividad exclusiva de nuestro tiempo. Existe una vinculación histórica entre actividades e infraestructuras destinadas a la agricultura; desde Bizancio, Roma, Egipto, Grecia, hasta monasterios y conventos en la Edad Media donde se cultivaban productos de huerta que abastecían a las diferentes congregaciones.

Los espacios cercanos a las murallas en las ciudades protegidas con estas construcciones se destinaban a huertas, una estrategia importante en períodos de conflicto. Con el Renacimiento surgen los jardines-huerto, predecesores de los jardines botánicos (S.XVI) con plantas exóticas y donde, aún hoy, existe un espacio para las plantas cultivadas.

La Revolución Industrial introdujo en todo el mundo nuevos métodos de trabajo, comercialización y transporte. Esto dio lugar a un altísimo índice de crecimiento de la población en las ciudades y, en consecuencia, a un horrible hacinamiento y formas precarias de vivir entre las clases proletarias. Ante esta situación, Jean-Baptiste André Godin construye entre 1856 y 1859, en Guisa (norte de Francia), viviendas para los trabajadores de su fábrica de estufas. Siguiendo su pensamiento socialista, fundó la “Asociación Cooperativa del Capital y del Trabajo del Familisterio de Guisa”, que dio lugar al Familisterio Godin, un conjunto social autónomo donde estuvieran cubiertas todas las necesidades e intereses que podrían tener los obreros y sus familias. Desde parques, colegios, atención médica y espacios de relación hasta un huerto comunitario. Una especie de utopía para una sociedad industrial diseñada como transición urbana entre parque y ciudad (aislada). Godin abogaba porque se respetara y generara un vínculo.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, debido a la ya mencionada Revolución Industrial, los campesinos comienzan a migrar a las ciudades. Se ocupan las zonas baldías dentro y cerca de los núcleos urbanos. En este momento comienza a hablarse de los “huertos urbanos”, haciendo referencia a ellos como “huertos de los pobres”, donde el gobierno y la Iglesia cedían espacios para que los exiliados pudieran cultivar sus propios alimentos, lo que ayudaba a su situación económica.

En la primera mitad del siglo XX, debido a los períodos de escasez que trajeron las dos guerras mundiales, surgieron huertos urbanos en Estados Unidos con el nombre de Liberty and Victory Gardens, ocupando cualquier espacio vacío o superficie verde de la ciudad para asegurar alimentos. En esa época, el 40% de las frutas y verduras frescas consumidas se recolectaban en huertos familiares, escolares o comunitarios. En el Reino Unido, la agricultura urbana productiva experimentó un auge en los cottage gardens y en la campaña “Dig for Victory” durante los períodos de bloqueo en la Segunda Guerra Mundial. En Alemania, hablamos de los Schrebergärten, huertos familiares para las clases populares, y la creación de la denominada “Unión Central de Trabajadores y Jardineros” contribuyó a la elaboración de normativas municipales que defendían la construcción de huertos en la periferia. Estas iniciativas posibilitaron que los habitantes de las ciudades tuvieran libertad para generar huertos urbanos y periurbanos como fuente de alimentos.

A mediados de los años cincuenta del pasado siglo, surgieron en España como respuesta a situaciones de precariedad. Hubo una gran migración a las grandes ciudades españolas, lo que llevó al nacimiento de pequeños huertos urbanos en las periferias. Al principio, eran grupos sociales excluidos que ocupaban solares para aprovecharlos como huertas a través de movimientos ecologistas, pero cada vez eran más los vecinos que deseaban disfrutar de estos espacios.

Ya en los años ochenta y noventa, los huertos urbanos sostenían objetivos relacionados con la transformación social, la regeneración urbana, la generación de empleo, la mejora de la calidad de vida, la educación ambiental, las relaciones sociales, etc.

Finalmente, desde los años dos mil, la agricultura urbana desempeña un papel muy importante en la lucha contra el cambio climático y como vector de cambio hacia las “ciudades sostenibles”. Así vemos los huertos urbanos como una respuesta generada por la población para atender a las diferentes necesidades a lo largo de la historia, tanto sociales como económicas.

Un mecanismo de socialización y conexión con la naturaleza, mitigación del cambio climático y transformación del hábito de consumo.

Bibliografía

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Resa, Sara. 2021. «ARQUITECTURAS UTÓPICAS. LOS ORÍGENES DEL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO IV». Difundir El Arte. 1 de octubre de 2021. → Ver

Vázquez Suazo, Diego. 2018. «La Experiencia de Los Huertos Urbanos Ocupacionales En La de Valladolid». Universidad de Valladolid.