Velluters: el barrio de la seda

Este barrio debe su nombre al oficio artesanal mayoritario de sus residentes, el de la seda, «velluter» en valenciano. Dicha industria revolucionó el ritmo de una ciudad donde el pequeño taller familiar era la empresa dominante. Tanto la ciudad de Valencia como el barrio de Velluters llegaron a considerarse el centro de producción sedera más importante de la península Ibérica desde el último tercio del siglo XV hasta los inicios del siglo XVI.
El barrio de Velluters reunía los requisitos necesarios para la instalación de los trabajos relacionados con la seda. Su estratégica localización en esta zona de la ciudad fue determinada por la presencia de moreras intramuros (Morus alba), su proximidad a las plantaciones de moreras extramuros y a la extensa red de acequias, apropiadas para el lavado. Durante este período, el barrio experimentó una reestructuración socioeconómica y urbana para adaptar la ciudad musulmana a los nuevos requisitos de un barrio productivo. Por ejemplo, fueron necesarios ensanchamientos de las calles para facilitar la accesibilidad, adaptando la trama a las necesidades comerciales.
Entre el siglo XVII y mediados del XIX, gracias a la importancia y al prestigio de la industria de la seda en el barrio, Velluters era el más densamente poblado de la ciudad. Este auge persistiría en la segunda mitad del siglo XIX. A partir de este momento, el rechazo del mercado al producto por su construcción inadecuada debido a la aceleración de los procesos no mecanizados en oposición a la mecanización francesa se tradujo en una importante disminución de la actividad y, en consecuencia, de las oportunidades de empleo. Esta progresiva mecanización de la industria textil generó un descontento entre los artesanos y dio lugar, el 21 de enero de 1856, al «Motí dels Velluters». Pedían un aumento del salario y una regulación de las condiciones de trabajo. La convocatoria no se limitó a Velluters, sino que incluyó a grupos dispersos por toda la ciudad, hecho que revela una organización obrera incipiente. Esta fue una de las primeras reivindicaciones del proletariado urbano de Valencia y una lucha de clases en la ciudad.
Antes de la segunda mitad del siglo XIX, la fisonomía del barrio respondía a un estilo popular de vivienda de dos pisos, liso revocado, con una disposición arbitraria de las cumbres del tejado y una fila de ventanas en el piso superior. Un pequeño barrio artesanal en el que la relación entre la altura del edificio y el ángulo de la calle generaba una zona de intensa actividad. La crisis de la seda y el crecimiento de la clase media rural provocarán una serie de cambios bruscos. Las tradicionales residencias unifamiliares se convertirán en edificios multifamiliares de hasta cinco plantas construidos en las mismas parcelas existentes, lo que supondrá una densificación del barrio. Al mismo tiempo, se construirán espacios abiertos y elevaciones de edificios existentes.
Este intenso proceso de renovación obliga a que todos los edificios que hoy siguen en pie en el barrio sean de finales del siglo XIX. Con normas estéticas y compositivas académicas, y con escasa agregación parcelaria, se renovaron los edificios en parcelas de reducidas dimensiones que permiten la distribución de una o dos viviendas por planta.
A raíz de la riada de 1957, comenzó un progresivo abandono en el barrio, que aumentó en la década de los ochenta, hasta ser identificado como el barrio chino de la ciudad. A partir de la década de 1980, Velluters se caracteriza por la presencia de prostitución y tráfico y consumo de drogas. Cualquier política social de inclusión, formación, educación, reorientación profesional, o cualquier política de adaptación de este grupo poblacional es considerada por las organizaciones vecinales como inalcanzable. Los vecinos abordan esta situación con una actitud que pretende eliminar por completo el problema. A esto se sumaba un paisaje de edificios en ruina y solares vacíos en desuso. La desaparición del comercio tradicional y el cierre de establecimientos llevaron a un tejido social desarticulado.


El PEPRI (Plan Especial de Protección y Reforma Interior) de Velluters de 1991 prescribía la renovación de su zona central de norte a sur debido a la alta deterioración en todos los niveles del barrio.
Entre los años 90 y 2000 se ejecutaron planes de rehabilitación, con el resultado de desplazar a un gran número de residentes del propio barrio y poniendo sobre la mesa un claro ejemplo de gentrificación.
En los últimos años, una iniciativa de la Associació de Veïns «El Palleter» y els Cucs de Velluters (junto con más colectivos del barrio) ha sido recuperar la memoria del «Motí dels Velluters». Se unen para que no se olvide el espíritu combativo de los vecinos y para que se mantenga el compromiso de las clases populares valencianas con la construcción de un mundo más justo. Hoy en día, cada mes de enero se organiza en el barrio una «hoguera del Motí dels Velluters» en conmemoración de dicha revolución.
Bibliografía
García Codoñer, Ángela. 2000. El Color En El Barrio de Velluters. Editado por Ajuntament de València. Valencia: Trasgos. → Ver
«La Foguera Del Motí Dels Velluters». s. f. → Ver
Pérez Pujol, Eduardo. 1872. La Cuestión Social En Valencia. Imp. de José Domenech.
Ros Pastor, Ana, Pilar Soler Cruz, y Juan Pecourt García. 1999. 5 Años de Intervenciones En Ciutat Vella. Valencia 1992 – 1997. Valencia: Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia.
Teixidor de Otto, María Jesús. 1976. «Proyectos de Reforma Urbana En Valencia. Planes de Ensanche». Ciudad y Territorio: Revista de Ciencia Urbana, ISSN 0210-0487, No 1, 1976, Págs. 73-82, n.o 1: 73-82. → Ver
Torres Astaburuaga, Adrián. 2012. «VELLUTERS, PASADO, PRESENTE Y ¿FUTURO?» Barcelona.